El otoño se vive de una forma especial en la sierra onubense. Consolidada como uno de los destinos rurales más populares de España, la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, conjuga pueblos típicos con tradiciones centenarias, kilómetros y kilómetros de senderos entre una naturaleza sin igual, monumentos de gran belleza y una gastronomía para abandonar toda dieta. En este artículo recorremos algunos de los pueblos con mayor encanto de la región en una época en el que el paisaje se viste de tonos ocres y los ríos corren raudos entre dehesas y castañares. ¿Te apuntas?
Aroche
Ya en el límite del parque natural que también lleva su nombre, Aroche es un pequeño pueblo encaramado en un cerro desde el que se contemplan unas preciosas vistas de la ribera del Chanza y las llanuras donde hace siglos hubo una próspera ciudad romana llamada Turóbriga. Sucesivas excavaciones arqueológicas han ido descubriendo en los últimos años el antiguo esplendor de la ciudad, que hoy podemos admirar gracias a una interesante visita.
En el perfil del pueblo destacan las almenas del castillo almohade del siglo XI, una construcción defensiva que sería conquistada por los cristianos en el siglo XIII y que ahora alberga en su interior una peculiar plaza de toros de principios del siglo XIX. Un paseo por Aroche, donde no nos podemos perder su museo arqueológico o la belleza de su iglesia parroquial, nos descubre una vasta historia en la que se han sucedido civilizaciones y moradores que han contribuido a configurar la idiosincrasia de la localidad.
Aracena
El pueblo que le da nombre al parque natural, es también el que acumula un mayor número de servicios turísticos. Al ser el núcleo más poblado del norte de la provincia, Aracena es un punto imprescindible desde el que explorar la región; dispone de hoteles y casas rurales con encanto, y un sinfín de restaurantes con los productos del cerdo ibérico como principal reclamo, entre los que el rey indiscutible es el jamón.
Además, destaca por su fascinante Gruta de las Maravillas, uno de los monumentos naturales más visitados de Andalucía, en el que descendemos un buen número de metros hacia el interior de la tierra, su castillo, el museo del Jamón o la plaza del Marques de Aracena, junto a la que se alza el siempre inmaculado Casino de Arias Montano.
Alájar
El mejor lugar para contemplar el blanco caserío de Alajar y el perfil robusto de su iglesia parroquial es el mirador de la Peña de Arias Montano, uno de los lugares más emblemáticos de la sierra onubense, a apenas un par de kilómetros por una tortuosa carretera de montaña del núcleo urbano.
En Alájar, el tiempo parece detenerse. La tranquilidad de sus calles empedradas, sus coquetas plazas animadas cada fin de semana, el aroma de las chimeneas humeantes… Por no hablar de la acumulación de bares y restaurantes excepcionales que convierten a este pequeño pueblo en uno de los mejores lugares para comer una buena carne ibérica tras una larga caminata por sus populares senderos.
Almonaster la Real
Mire desde donde se mire, Almonaster la Real ofrece imágenes de postal. Aunque aún es más espectacular si se decide subir al pintoresco Cerro San Cristóbal, el punto más alto de la provincia de Huelva, con 891 metros. Desde el lugar también se pueden divisar las encantadoras aldeas que se salpican el horizonte en los alrededores, como Calabazares, Escalada o La Vereda.
El pueblo se encuentra recostado sobre una colina en la que se alza una preciosa mezquita rural, un ejemplo único de este tipo de construcciones, de las que quedan pocas en España. La mezquita tan sólo es una muestra de la importancia que tuvo Almonaster para los árabes, que también aportaron su nombre a la villa. En lo alto del cerro se construyó más tarde una ermita cristiana y una plaza de toros que alberga varias corridas al año.
Zufre
Zufre es un privilegiado balcón abierto a la sierra de Huelva, que se despliegue hacia un verde horizonte ondulado. Si tenemos que describir este pueblo serrano con un adjetivo es el de pintoresco. Enclavado en una elevación del terreno, su caserío se dispone al borde del abismo, como si cada una de sus casas encaladas quisieran asomarse y disfrutar de las vistas.
Allá en lo alto destaca su iglesia parroquial, del siglo XVI aunque levantada su una antigua mezquita. Y es que en el entramado urbano del pueblo es fácilmente identificable el pasado árabe del mismo, con sus callejuelas estrechas e imbricadas. Por la particularidad de su arquitectura, Zufre fue catalogado como Bien de Interés Cultural en 2002.
Linares de la Sierra
Es uno de los pueblos más pequeños de la sierra de Huelva, sin embargo pocos le ganan en encanto. Linares de la Sierra es una auténtica joya que ha sabido conservar la típica arquitectura serrana de sus casas, y hasta los curiosos llanos que se despliegan frente a sus puertas, dibujando elementos decorativos con teselas.
En otoño, Linares de la Sierra se convierte en centro neurálgico de senderistas que acuden a sus caminos para disfrutar de la belleza de los parajes del denominado ‘valle escondido’. El agua también tiene un protagonismo especial, por los tradicionales lavaderos y fuentes que se pueden encontrar en sus plazas. Tampoco se puede perder nadie su particular plaza de toros, que la mayor parte del año ejerce las funciones de plaza del pueblo.
Fuenteheridos
Su nombre ya nos indica la trascendencia del agua en este pueblo. Y es que por el subsuelo de Fuenteheridos manan cauces y torrentes que riegan sus fértiles campos y brotan al exterior en la Fuente de los Doce Caños, en el centro del pueblo, junto a la pequeña plaza del Coso donde se arremolinan la mayor parte de comercios y restaurantes.
Desde cualquier punto de Fuenteheridos, declarado Conjunto Histórico-Artístico, se deja ver la bonita torre-campanario de la Iglesia Parroquial del Espíritu Santo, como si fuera una atalaya que domina todo el paisaje serrano circundante, caracterizado por sus bosques de castaños que invitan a perderse durante el otoño, cuando se muestran en su máximo esplendor.
Un saludo del blog «Habla de Huelva»
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