Me gustaría compartir con vosotros tres historias que oculta la capital andaluza, son tres leyendas muy conocidas en la ciudad, de hecho las tres leyendas ponen nombre a las calles donde sucedieron y yo se las suelo contar a mis amigos foráneos cuando vienen a visitarme porque, además de ser muy curiosas, invitan a realizar un paseo de unos 30 minutos por alguna de las zonas más bonitas de la ciudad, desde el precioso barrio de Santa Cruz hasta la bohemia Alameda de Hércules.
Así que, sin más demora, cojan su mapa o gps y vayan a descubrir nuestra primera historia a la Calle Susona en el popular Barrio Santa Cruz, que era la antigua judería de Sevilla.
En esta calle estaba la casa de Diego Susón, el jefe de un grupo de judíos que cansado de las vejaciones a las que les sometían los cristianos organizó una rebelión para hacerse con el control de la ciudad allá por el siglo XV.
Por desgracias para Diego, este no se dio cuenta que su hija Susona, que se había enamorado de un noble caballero cristiano, había oído todos sus planes y sin pensárselo dos veces se lo dijo al joven caballero quien a su vez informó a las autoridades. El resultado fue que se ordenó entrar en el barrio y detener a los cabecillas de la trama y a otros tantos judíos, a los que ajusticiaron a los pocos días.
Susona, repudiada por su pueblo y consciente de la gravedad de su traición pasó el resto de su vida encerrada en su casa sin salir, y a su muerte ordenó que colgaran su cabeza en la fachada de la casa como ejemplo.
Aunque hace mucho que la calavera fue retirada, sí que podemos ver un azulejo con una calavera en recuerdo de la Bella Susona.

Susona – Leyendas de Sevilla
Nuestra segunda historia nos lleva a la Calle Cabeza del Rey Don Pedro. Cuenta la leyenda que el Rey, quien era un consumado espadachín, solía pasear por las calles de Sevilla ocultándose tras una capa en busca de rivales para probar su destreza.
Una noche, a la altura de esta calle se encontró con un miembro de los Guzmanes, una familia enemiga del Rey por apoyar a su hermano quién quería destronarle, y como cabría de esperar la historia acabó en duelo de espadas y muerte para el Guzmán.
Al día siguiente los Guzmanes exigieron justicia al Rey, y este les tranquilizó prometiéndoles la cabeza del asesino.
A los pocos días, el Rey ordenó poner una caja de madera en la calle donde sucedió todo y aseguró que en su interior estaba la cabeza del asesino, pero que no podría abrirse hasta su muerte poniendo vigilancia día y noche.
El día de la muerte del Rey, abrieron la caja y en su interior descubrieron un busto de Pedro I quien de esta forma cumplió su promesa.
Hoy podemos ver todavía un busto de este Rey en esta calle.

Busto del Rey Don Pedro – leyendas de Sevilla
Por último, acerquémonos ahora a la Calle Hombre de Piedra, en este lugar existió una taberna en el siglo XV que era frecuentada por malajes y borrachines de todas las índoles.
Pues bien, estando una tarde en la taberna varios compadres, oyeron el sonido de una comitiva por la calle y a pesar de no ser hombres devotos, todos salieron y se arrodillaron a su paso, pues de hecho, existía una ley que los obligaba a hacerlo.
Sin embargo, un tal Mateo el Rubio, quien se tenía como el más bravucón de todos, se quedó en pie y desafiando al Santísimo Sacramento dijo en voz alta: “Atajo de gallinas que os arrodilláis como mujeres, yo no me arrodillaré sino que me quedaré en pie para siempre”.
Y resultó que no mintió ya que en ese instante cayó un rayo del cielo y lo transformó en piedra para toda la eternidad.
Curiosamente, por el peso se hundió hasta las rodillas y allí sigue hasta nuestros días, eternamente arrodillado por desafiar el poder divino.

Hombre de piedra – Leyendas de Sevilla
Espero que les haya gustado este paseo por las leyendas de Sevilla.
Saludos de «Viajero Curioso».
ME PARECE GENIAL, NO SE SU VERACIDAD, PERO A MI ME VSLEN
GRACIAS DE UN SEVILLANO
Buenas!
Nos alegra que hayamos contribuido a que descubras nuevas leyendas sobre tu ciudad 😉
Un saludo.